lunes, 6 de julio de 2009

GRADIVA: una fantasía pompeyana (1903). Wilhelm Jensen.


Norbert Hanold, un joven arqueólogo alemán, deja de vivir para dedicarse enteramente a sus investigaciones, obsesionándose por el andar que representa a una joven virgen romana -bautizada como Gradiva- en un bajorrelieve que ha adquirido en Roma. Observando en las jóvenes este andar, él ocupa sus sueños y se imagina en la época de la destrucción de Pompeya. El arqueólogo viajará a la ciudad del Vesubio y se encontrará en carne y hueso a Gradiva, que le habla en su lengua y se le revela como una compañera de juegos infantiles. El rostro y la voz de Gradiva, así como su andar, turban y conmueven a Hanold, que los ve como la llave de la felicidad. El reino de los muertos, en una súbita revelación, cede a la rosa de la vida.

Estamos ante una versión tardía del mito de Pigmalión, una fábula sobre el poder del deseo, capaz de convertir la piedra en carne y la imagen en realidad viva. Una narración que Sigmund Freud y los surrealistas consagraron e interpretaron, donde Gradiva (delirio y sueño) es la terapia psicológica del héroe.

Freud leyó la novela con entusiasmo y en su estudio El delirio y los sueños en la Gradiva de Jensen (1907) la abordó no sólo como un material muy rico para el análisis, sino como una verdadera premonición de la terapia psicoanalítica, con su indagación arqueológica del ello y su esfuerzo por hacer aflorar a la conciencia los recuerdos reprimidos. El texto de Freud se tradujo al francés en 1931 e inmediatamente atrajo el interés de los surrealistas; de Breton, Ernst o André Masson. Pero fue Dalí quien se apropió más personalmente del mito, haciendo de Gradiva uno de los avatares de su eterno femenino, identificado con Gala. Igual que la muchacha de la novela había “despertado” a Norbert realizando sus sueños, Gala encarnaba las fantasías eróticas de Dalí y así podía librarle de ellas, sacándole de su mundo onanista y solipsista.

4 comentarios:

  1. marcos aguinis se refiere a este tema en un comentario publicado en "la nación" del domingo 23 de septiembre de 1979, 40 años después de la muerte de freud;
    estimo que la excelencia de esta colaboración de aguinis compensa
    el esfuerzo de la búsqueda;

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  2. ¡Gracias por tu aportación!

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  3. Hola. Hace tiempo que intento encontrar este libro y no he tenido suerte. Podrán decirme donde conseguirlo?? Muchas gracias. Soledad

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  4. Soledad, yo lo compré en Jaén. En una librería que se llama Metrópolis. Saludos

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