lunes, 6 de julio de 2009

Charles Baudelaire


LA DESTRUCCIÓN
(Las flores del mal, 1857)

A mi lado el Demonio sin cesar se revuelve;
nada a mi alrededor como un aire impalpable;
yo lo trago y lo siento quemando mis pulmones
y de un deseo eterno y culpable llenarlos.

Toma a veces, pues sabe cuánto me gusta el Arte,
la forma de la más seductora mujer,
y, bajo el engañoso pretexto de la murria,
acostumbra mis labios a sus filtros infames.

Así me lleva, lejos de la vista de Dios,
jadeante y trizado de fatigas, en medio
de llanuras de Hastío, profundas y desiertas,

y en mis pupilas llenas de confusión arroja
mancillados vestidos, heridas palpitantes,
y de la Destrucción el sangrante boato.

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